domingo, 4 de febrero de 2018

En un país remoto: József Rippl-Rónai







József Rippl-Rónai (1861-1927)

 

Me digo: tengo que portarme bien y hablaros sobre algún artista, en vez de perderme por esas cosas raras que siempre ando buscando. A fin de cuentas, se supone que este es un blog de arte, ¿no? Así que voy a intentar ser formal. ¡A intentarlo, solo digo a intentarlo! Me pongo seria –aunque no mucho- y, seriamente, escribo: “¿Por qué diablos eligió enterrarse en un país tan remoto?”.

Mujer con una jaula, detalle


No lo digo yo: fue Aristide Maillol quien lo dijo. Se refería a su  amigo József Rippl-Rónai. Si se hubiera quedado en París, decía Maillol, su nombre sería ahora tan famoso como los de Édouard Vuillard, Pierre Bonnard o Maurice Denis. Pero no se quedó.

Mujer en un jardín

Villa Roma en Körtvélyes

El país remoto al que alude Maillol es Hungría. Se dice que Kaposvar, la ciudad donde nació József en 1861, fue fundada sobre siete colinas, como Roma. No fue Italia, sin embargo, el país que escogió Rippl-Rónai para su formación artística. Tras licenciarse en Farmacia, se trasladó a Munich para estudiar Bellas Artes y, gracias a una beca, pudo establecerse en París. Pero, veamos: un pintor húngaro va a París para estudiar… con un maestro húngaro. Este era Mihály Munkácsy. París no se resumía, no obstante, en Munkácsy, ni Francia en París. También estaba –y sigue estando- Pont-Aven, en plena ebullición de pinceles, paletas y colores.

Pavimentación de la calle principal de Kaposvar

Fiesta bretona
 A Bretaña se fue nuestro pintor en el verano de 1889 o de 1890; allá conoció a Gauguin y a todo el grupo de Nabis agrupados a su alrededor. Qué fiesta, ¿no os parece? József se entusiasmó. En 1890 dejó el taller de Munkácsy, donde había trabajado durante tres años, y echó a volar por su propia pintura: una pintura que, durante este período parisino, se conoció como “negra” por la oscuridad de su paleta. 


Mujer con cabellos rojos

Mirad, por ejemplo, este pastel en el que nos muestra un parque por la noche. ¿En París? Probablemente. O en cualquier otra ciudad, cualquier noche o cualquier día: cualquier parque. Esto es lo que importa: árboles, farola. Y entonces me acuerdo de Chesterton, aunque falta el niño –no hay un niño a esas horas en el parque-: “Para el niño, el árbol y la farola son igualmente naturales e igualmente artificiales. O, mejor dicho, ninguno de los dos es natural, sino sobrenatural”. 

Parque nocturno

De estos años parisinos datan obras como el retrato de Margit Piátsek o la imagen de la mujer que sostiene entre sus manos la jaula de un pájaro.

Retrato de Margit Piátsek

Mujer con una jaula

James Abbott McNeill Whistler, Composición en gris y negro nº1. Retrato de la madre del artista
Rippl-Rónai tuvo contacto, además de con Gauguin y Maillol, con artistas como Toulouse-Lautrec, Cézanne, los prerrafaelitas y Whistler. Por cierto, ¿recordáis el famoso retrato de la madre de Whistler, que este tituló como Composición en gris y negro nº1? Pues Rippl-Rónai sentó a su abuela, más de dos décadas después, para pintar su retrato, mano sobre mano. El verde reemplaza, en esta obra, al gris que impera en la de Whistler.

Mi abuela

Retrato de Lőrinc Szabó
Fue un buen retratista, Rippl-Rónai. Muy bueno. ¡Cuánta expresión alcanza a través de medios tan sencillos! Lo hace en sus retratos, pero también en las armoniosas figuras firmemente recortadas sobre los fondos que revelan el interés que el artista sintió por la decoración, como muestran sus diseños de tapicerías y vidrieras o sus trabajos en el palacio de Andrássy.

Doncellas

Mujer sentada

Lazarine y Anella
Ese decorativismo se advierte en la técnica “de grano de maíz”, como él mismo la llamaba, que utilizó sobre todo tras su regreso a Hungría, después de haber viajado por diversos países europeos y tras una nueva estancia en París. Rippl-Rónai aplica los colores puros de un modo que hace que la pintura adquiera el aspecto de un tejido. La técnica, ya os habréis dado cuenta, está próxima al cloisonismo desarrollado en Pont-Aven por Émile Bernard y Paul Gauguin, que había utilizado también Louis Anquetin.

Villa Roma

Navidad
Rippl-Rónai pintó numerosas escenas de interior. Nos asomamos, en ellas, a la intimidad de hogares teñidos, a veces, de vivos colores. He escrito “intimidad” porque tanto en estas escenas como en las que reflejan exteriores o en los retratos y, en general, los cuadros de figura, advierto ese acento de lo íntimo. No sé si a vosotros también os sucede. Quienes conocieron al artista le definieron como un hombre apacible, pacífico.

Cuando se vive en el recuerdo

La habitación amarilla del piano

József Rippl-Rónai vivía en los colores, como le dijo en 1899 a su amigo Maillol, pero aún no vivía al sol. ¿Y después? Después, sí.

Villa Roma